Por el Departamento de Atención de Usuarios y Usuarias del ISL.
El 12 de junio es una fecha que nos invita a visibilizar una realidad que persiste: el trabajo infantil. Desde el Instituto de Seguridad Laboral (ISL) conmemoramos este día con un llamado urgente a proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes (NNA), erradicando vulneración que impacta directamente su desarrollo, salud y futuro.
El trabajo infantil abarca toda actividad económica o tarea que les priva de su infancia, de su potencial y de su dignidad, perjudicando su desarrollo físico y psicológico. A menudo, este fenómeno interfiere con su educación, las y los expone a condiciones peligrosas y limita sus oportunidades de crecimiento personal y profesional.
En Chile, aún existen situaciones alarmantes. En abril conocimos dos casos graves de explotación infantil en Iquique y Rengo, lo que evidencia que esta realidad está lejos de superarse. En este sentido, la Encuesta Nacional de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) de 2023 indicó que el 15,5% de entre 5 y 17 años trabaja, lo que representa un total de 500 mil niños, niñas y adolescentes. De ellos y ellas, un 5,4% realiza actividades laborales remuneradas, mientras que un 11,2% participa en labores domésticas peligrosas sin remuneración.
La encuesta también evidencio una mayor incidencia en zonas rurales, donde el trabajo infantil alcanzó un 22,1%, frente al 14,7% en áreas urbanas. La Araucanía presenta cifras especialmente preocupantes, con una incidencia del 26%, lo que significa que uno de cada cuatro niñas, niños y adolescentes de la región está actualmente trabajando.
Estos datos reflejan la necesidad de políticas públicas integrales que combatan este tipo de prácticas y promuevan entornos seguros para la infancia. Los efectos de esta problemática son profundos y de largo alcance: se pierde la oportunidad de acceder a la educación, limitando las posibilidades de desarrollo personal y profesional. Además, la salud física y mental de quienes trabajan a temprana edad se ve gravemente afectada, exponiéndoles a jornadas extenuantes, tareas inadecuadas y ambientes peligrosos que pueden causar fatiga crónica, lesiones permanentes y enfermedades asociadas.
En el ámbito psicológico, esto puede provocar estrés, ansiedad, baja autoestima y traumas emocionales que afectan el bienestar a largo plazo. También les priva de una infancia plena, interrumpiendo su desarrollo emocional y social, y perpetuando el ciclo de pobreza y desigualdad en sus comunidades.
Como organismo administrador de la Ley 16.744 sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, nuestro compromiso es promover la salud y seguridad en los entornos laborales. Y en esta misión, llamamos a denunciar este tipo de situaciones, porque promover una vida digna para nuestras niñas y niños es tarea de todas y todos.
El Día Mundial contra el Trabajo Infantil no debe verse como una conmemoración simbólica. Es un recordatorio constante de los desafíos que persisten y de la urgencia de implementar soluciones concretas para proteger a la niñez.
